Parte de ellos...

día 234

Desde aquel día siempre cocinaba todo con cebolla, que ya sabes como es ella, no la gusta que nadie descubra lo vulnerable que es. Así que mientras pica la cebolla se dedica a llorarte con la excusa perfecta para que nadie relaccione esas lagrimas contigo.

13 comentarios:

  1. Creo que voy a dedicar el resto de mis días a pelar cebollas.

    ResponderEliminar
  2. no a todo el mundo le convence verte haciendo eso, pero puede que a fuerza de hacerlo, se le olvide el verdadero motivo de sus lagrimas!me ha encantado!un bsito

    ResponderEliminar
  3. lo pondré en práctica :3

    ResponderEliminar
  4. creo que lo probare yo también...
    sigue así me gustan tus entradas =)

    ResponderEliminar
  5. (tengo que probarlo yo también)
    aunque a veces llorar y que te abracen calma el más profundo de los dolores.

    abrazo
    de oso polar.

    ResponderEliminar
  6. No, cuidado! Esas lágrimas se ahogan! Lo sabrán las cebollas...ttkk
    :)

    ResponderEliminar
  7. Me encanta el paralelismo cebolla-escudo.
    :)

    ResponderEliminar
  8. Cuidado! que no se quede sin lágrimas de tanto usarlas

    ResponderEliminar
  9. wala :)
    Pensamos igual! ji!
    y sí, es una gran excusa
    Creo que mi última entrada te va a gustar (creo, lo mismo me estoy arriesgando mucho)
    ^^

    ResponderEliminar