Parte de ellos...

día 249

Lo que sabes de noruego lo aprendiste de bar en bar y es que no es que te fueras precisamente a trabajar. No, tú saliste huyendo. Y es que hay recuerdos que duelen, duelen más que cualquier otra cosa y lo peor es que se quedan pegados a todo cuanto hay a nuestro al rededor. En aquella cafetería, en ese vestido, en aquel banco del parque. Se dividen en millones de trocitos que se esconden en todas partes y cuando menos te lo esperan te atacan por sorpresa. Así que no te quedó más remedio que coger todas tus cosas y marcharte lejos, a un lugar nuevo, libre de recuerdos y empezar de cero. Ni tú misma sabías muy bien porqué elegiste Noruega, pero allí que te plantaste, con una maleta diminuta, un montón de jerseys de lana y una historia que necesitabas olvidar.

7 comentarios:

  1. Me encanta tu blog! es precioso, escribes genial :) te sigo por supuesto.
    Si quieres pásate por el mio
    http://gotomyneverland.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Los sitios fríos ayudan a olvidar. Como los whiskies con hielo.

    ResponderEliminar
  3. Quizás porque Noruega parece que es todo lo contrario a lo que estamos acostumbrados. Días muy cortos y muy fríos... Así que en un sitio tan diferente es difícil que surjan los recuerdas y más fácil conseguir el propósito de olvidar y empezar de cero.

    ResponderEliminar
  4. me encantan los jerseys de lana...y por supuesto los climas fríos...encantador texto.^^

    ResponderEliminar
  5. Ojalá pudiera huir a Noruega para olvidar mis problemas.

    ResponderEliminar
  6. Coincido con el comentario anterior. Ojalá exista un lugar a donde todos podamos ir cuando necesitamos olvidar...
    A veces la ciudad duele. Los espacios comunes. Las esquinas reconocidas. Duelen tanto que lo van dejando a uno encerrado en un diminuto espacio...

    ResponderEliminar