Tenía apenas quince años, pero en el fondo era mucho más mayor. Y es que, cuando la vida te da palos, te obliga a crecer mucho más deprisa. Y precisamente por eso él le gustaba tanto. Él, que era el típico niño de papá que ni ha visto mundo ni ha visto na. Le encantaba su inocencia y escucharle decir todas esas tonterías que tienen en la cabeza las personas que aun siguen confiando en los demás.
-Eres un crédulo, Toño. Eres un crédulo.- Murmuraba siempre ella entre calada y calada mientras él la miraba sonreír y mirar a la nada preguntándose que pasaría por su cabecita en aquellos momentos.
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vaya par de tontos
que chulo
ResponderEliminar:)
Me ha gustado mucho :]
ResponderEliminarUn beso.
¡Feliz 2010!
Extrañamente me parezco demasiado a ella.. ya me ha pasado eso un par de veces.. aunque al final todo haya acabado saliento mal x)
ResponderEliminarUn beso, me encanta tu blog! (: